lunes, 6 de enero de 2014

día 6

Me despierto a las 12:00 
salgo de la cama tambaleándome, 
meo, sacudo, me rasco, 
voy al salón, 
todo está hecho un desastre, ropa sucia por ahí tirada, libros, polvo, pelos de gata (ay mi gata), 
la mesa de cristal tiene mierda incrustada, 
la mesa de conglomerado también, 

decido que hay que desayunar, 

me preparo un zumo con 7 naranjas algo pasadas, me siento en el sofá, me tapo con una manta blanca y bebo mi zumo mientras ojeo las Poesías Completas de Vicente Aleixandre sin mucho interés, anoche creí ver algo de luz en sus poemas, pero anoche no es esta mañana (quiero dejarme barba moderna).

Después del zumo, miro a mi alrededor y asumo que el salón está fatal, da asco, no puedo concentrarme así, voy a la cocina a prepararme un café, pero no, decido que antes tengo que organizar el salón o me dará un ictus, un yuyu, algo malo con tantas cosas en mi vida no alineadas, no limpias, no en su sitio. Así que limpio el polvo con limpiacristales y una camiseta sucia, limpio la mesa de cristal, la pantalla del portátil, el sofá que todavía tiene huellas de gata (ay mi gata), vuelvo a colocar en las estanterías los 53 libros que tenía danzando por ahí, las 5 revistas, los papelotes de la Mutua, las fotocopias de un libro descatalogado de Loriga. 

Cuando todo está limpio, la mopa pasada y las persianas subidas con la luz del mundo al 100% en mi salón, meto una lavadora con la ropa que tendí ayer y que se mojó con la lluvia y preparo café, me ducho, miro de nuevo a mi alrededor, abro la nevera y venzo la tentación de terminarme las palmeritas de chocolate y el Roscón de Reyes. Sólo café y leche de arroz y un poco de jamón serrano con pan y aceite. 

Este es mi día 6 por la mañana. 
Esta es mi vida plena.

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