domingo, 11 de noviembre de 2012

TBPOML9

Resulta que empecé a oír hablar a todo el mundo de fulanito, lo bien que escribía, de menganito, que hay que ver, uf, eso sí que es escribir bien, qué maravilla. Veía la admiración y el respeto, toda esa inteligencia que se les suponía, todas esas entrevistas, así que decidí que yo también quería aquello, aquellas luces, aquellas flores, que yo podía escribir igual de bien, que podía ser respetado, amado, vestir de negro y beber mucho, beber, acodado en la barra de los bares y hablar de otros poetas y buscar novia. Pero yo siempre llegaba tarde a todo.

Joder.

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