viernes, 9 de noviembre de 2012

TBPOML 8

Lanzábamos dardos, piedras, gatos pequeños para comprobar si caían de pié, escupíamos desde la terraza, nos reuníamos en corros y peleábamos, nos partíamos los dientes, rompíamos el cristal de las ventanas. Yo era muy flaco y tan moreno que parecía un gitano. Mi abuelo me llamaba gitano. Ven aquí gitano, y yo iba y le daba un abrazo. Abuelo cómprame esto. Y mi abuelo me lo compraba sin rechistar. Una escopeta, un balón, un huevo Kinder. Creo que mi abuelo me quería mucho. 

 En verano tocaba ir con mis padres y mi hermana al pueblo a ver a los abuelos y a ver a Olivia, Willy, Toby y Envidioso, que eran cuatro perros como cuatro personas que te daban besos y te daban la pata y decían eh qué pasa cómo estás mientras movían la cola. Mi abuelo se los llevaba todas las mañanas a la finca. A veces yo le acompañaba y le ayudaba a regar y a sacar patatas y a cortar retallines de los olivos con una hachuela. Ten cuidado con la hachuela eh. Que sí abuelo. 

 Mi abuelo murió de un derrame cerebral. Estábamos en casa comiendo lentejas cuando vino la policía y hablaron con mi madre. ¿Qué pasa mamá? ¿qué pasa? Se ha muerto el abuelo. Me quedé mirando al plato con la cuchara en la mano. Ya no tengo hambre, dije. Mamá. ¿Y quién la tiene hijo mío? Creo que mi madre también quería mucho al abuelo.

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