domingo, 30 de diciembre de 2012

Ibuprofeno





Meditar, respirar, juntar las manos,
no volver a saber qué tal
estoy, ni a preocuparme si me duele
algo. Rezo, madrugo, me santiguo.
La palabra de dios es mi palabra.
Su voz se oye en mi voz:

IBUPROFENO.

Mi carne ya no es carne de mi carne,
las gafas, el pecado, la hipoteca.
Comulgo y me confieso cada día,
caigo en la tentación como un bendito,
cometo actos impuros, me arrepiento.

Por mi culpa.
Por mi culpa.
Por mi gran culpa.

Un Padre Nuestro y dos Ave María,

Valium, 

Tranxilium, 

Lexatin,

Amén.


Poema de mi próximo libro CIRUGÍA PARA QUISTE DEL EPIDÍDIMO

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