Buscamos siempre el sentido de las cosas, no nos vale con estar y apuntar en un cuaderno si llovió, si vimos una madriguera, si hoy la taza de café nos sentó bien, tenemos que comprender lo que hacemos y no hacemos, tenemos que comprender la cola del supermercado, las cajas con chicas bajitas de dedos pequeños que teclean y pasan alimentos envasados y botes para limpiar el horno por el escáner, veo, miro, me fijo en esas personas a las que me parezco, formamos el grupo de compradores de alimentos envasados, todo el mundo serio, mirando al frente o al paquete de chicles y las maquinillas de afeitar que hay junto a la caja, parece que estamos comprando veneno para suicidarnos, nadie se alegra por esa Coca Cola que nos tomaremos en casa, ese paquete de salchichas que aumentará nuestra energía y nuestra masa corporal. No hay alegría en vivir, ni siquiera en las terrazas de los bares.
Ayer terminé de leer "El hombre en busca de sentido" de Victor Frankl. Ahora estoy leyendo "Veinticuatro horas en la vida de un monje" del Prior Jean-Pierre Longeat. Vivo en un vacío existencial, busco y no encuentro.
2 comentarios:
Si sientes ese vacío existencial, es porque existes y no te conformas sólo con existir.
(valga la repetición de tanto existir, para intentar expresarme)
Si estás buscando, estás existiendo.
Si no encuentras, es porque estás viviendo.
no, cómo que si no encuentro es porque estoy viviendo? yo quiero encontrar, mis motivaciones cada vez son más pequeñas y ridículas, siento que me pierdo.
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