jueves, 10 de octubre de 2013

cosas que me gustan, cosas que no me gustan, cosas que me dan igual

Primero escribo todas las cosas que hago durante la semana y el tiempo que me lleva hacerlas y las divido en categorías: trabajo, salud, vida social, etc. Hago una gráfica. La analizo. En ella se ve que la mayor parte del tiempo semanal lo dedico a la categoría TRABAJO.

Luego cojo esas mismas cosas y las divido en tres categorías diferentes: me gusta hacerlas, no me gusta hacerlas, me da igual hacerlas. Sumo las horas aproximadas y tengo como resultado la siguiente gráfica:




Después de observarla unos segundos saco conclusiones contrarias a lo que esperaba. En principio, antes de hacer esto, pensaba que dedicaba casi toda la semana a hacer cosas que no me gustan, ya que trabajo bastantes horas, pero resulta que el problema no está ahí, el problema es que paso demasiado tiempo haciendo cosas que me la sudan, ni me gustan ni no me gustan, ni fu ni fa.  


Entonces la clave para llevar una vida plena no está tanto en dejar de hacer las cosas que no me gustan, como en empezar a disfrutar con esas pequeñas acciones cotidianas que realizo sin pena ni gloria: fregar los platos, vestirme, hacer la compra, escribir wasaps... lo que realmente conforma nuestra vida son todas esas chorradas que nos mueven las manos y los pies, ese tiempo perdido con la cabeza en las nubes mientras abrimos el cajón de los calcetines.

Pasamos demasiado tiempo con la cabeza en otra parte, no nos damos cuenta de que estamos caminando por la calle y que hace fresquito, no nos paramos a disfrutar de esa sensación, poder notar la temperatura, percibir la luz, el olor a gasolina de los coches, oír ladridos y sirenas, es lo que nos ocurre porque estamos vivos, es lo que nos ocurre la mayor parte del tiempo que estamos vivos. Hace poco leí que el sentido de la vida solo depende de nosotros. La vida tiene el sentido que uno quiera darle. ¿Para ti lo tiene y es esto? Bien. ¿Para ti no lo tiene? Bien. Cuando la palmes, tanto si tenía sentido como si no, ya dará igual, has pasado 20, 40 u 80 años caminando de un lado a otro, sacando tickets, comprando lotería y mandando wasaps. 

A veces habrás sido consciente. 
A veces no. 


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