domingo, 26 de agosto de 2012

los días normales 1 (otra vez)

Levantarse el sábado a las 6 de la mañana y sentir que tú controlas el mundo, tu mundo. Las cosas empiezan cuando tú decides. Montar en patinete hasta la playa, ver amanecer. Escrito así es muy idílico, pero el significado está en hacer algo que te conecta con el mundo en su estado más natural posible dentro de una ciudad como Barcelona. Te alejas por unos minutos de esos metros cuadrados que llamas hogar y que solo son baldosas y muebles de Ikea que en realidad no necesitas, valdría una tabla cualquiera de madera, un montón de heno, el café en tu taza comprada en Starbucks bien podrías tomártelo en un vaso de los que regalan con la Nocilla. Los libros que compras y que puedes leer gratis en bibliotecas. Ese momento mirando el sol un segundo, cerrar los ojos, volver a mirar el sol. Creer que su energía alimenta tus células. Oyes el mar y no oyes el aire acondicionado del hotel de enfrente de tu casa. Venir a la playa es una decisión que te hace creer que la vida es tuya, que la controlas, cuando lo único que haces en realidad es trabajar 5 ó 6 días por semana para, oh, madrugar un sábado o un domingo y sentir que, ah, estás vivo, puedes ver amanecer, puedes respirar las impurezas, el olor a pis, los estreptococos de las gaviotas y las palomas que vuelan a tu alrededor. Luego ver películas en casa con las que intentas darle un sentido a la vida. Te preocupa el sentido de la vida. Te ocupas mejor dicho, de buscar un sentido, se supone que lo hay, se supone que todo esto para qué. Pero esto es una bolsa vacía que llenas de mierda. Mi cometido es sacar mierda poco a poco. Preguntarme para qué. Al menos preguntando y buscando hago algo con mi tiempo, a algún lugar me llevará, ya sea un estado mental, un sitio concreto en el dormitorio o en Google maps. Porque el mundo es Google maps, la vida es Facebook, con Foursquare por fin descubre dónde estás, y si tienes un pensamiento de repente lo twitteas. No dejes nada en tu interior. Linkea todo lo que tengas. Lo de dentro ya no existe. Si has ido, si de verdad has estado, si lo que viste y viviste tuvo significado para ti, haz una foto, en serio, la vida necesita saber que fue maravilloso. Y cuélgalo en Facebook. 

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