martes, 12 de febrero de 2013

Documento 2

Se supone que hoy me iré a dormir a las doce y me despertaré a las 7 y me iré a correr a las 7:10 con cara de pero qué cojones. Me pondré dos camisetas de manga corta, un jersey fino de algodón de Caramelo, una sudadera gris de Zara y una sudadera verde de H&M, calzoncillos de Intimisimi, pantalón corto de Decathlon, calcetines de H&M y zapatillas de deporte azules con velcro también de Decathlon. Por supuesto, me pondré una toalla verde alrededor del cuello. Cogeré el móvil, los auriculares JVC y saldré a la calle pelado de frío mirando la hora y escuchando la radio. Correré unos 25 minutos, sudaré a pesar de que hará un frío que pela y una vez en casa me ducharé, me vestiré como dios manda y desayunaré leche de arroz con cereales ecológicos. Procuro no tomar café, no es bueno excitarse más cuando necesito benzodiazepinas a la primera que salta. Sin embargo uno de los mayores placeres de mi puñetera vida es el desayuno, el café con leche caliente hecho en casa, en mi taza favorita, y unas tostadas, o algo de bollería industrial, pero que el café esté muy caliente por favor y en su punto justo de sacarina, o azúcar de caña integral. Mientras desayuno escucho música clásica, Berlioz, Dvorak, Bach, Fauré, Mozart, sólo música coral, con pocos instrumentos de viento, no me entusiasma el viento, me gusta la cuerda, la percusión, me gustan las voces que cantan en latín y me conmueven, que me demuestran que estudiar sirve para algo, practicar, matricularse, esforzarse, no todo es darse una vuelta en el velero y beber cosas frías. Pero esto solo funciona si todavía es de noche, si he madrugado mucho y el mundo no ha terminado de girar, cuando sabes que eres el primero, el día empieza primero para ti, la vida te da este poder. No quiero decir ahora que he estado viendo Rocky III mientras cenaba, no por vergüenza, sino por la necesidad de trascender. Si empiezo a escribir sobre las películas que veo, las coca colas que bebo, los bocadillos de chorizo que como, o el número de pajas que puedo hacerme según me aburra o no, esto va a ser un coñazo. Escribo esto para marcar la diferencia con el hecho de no escribir esto. Si no escribo esto, hoy no escribo nada. Si hoy no escribo nada, vuelvo a perder otro día. Cuántos días me quedan por delante, cuántas oportunidades reales, cuántas, de verdad, oportunidades, de ver amanecer, de verlo de verdad, de asomarme a algún sitio, apoyarme en una roca, en una rama, y ver como giramos y nos comemos el mundo, de verdad, tal vez 20 veces, tal vez menos, amanecer es algo tan banal y tan repetitivo que nos la suda, ponemos el despertador y nos jode levantarnos, joder, su puta madre, a veces, antes de salir de la cama, me avergüenzo por pensar así, por no querer salir de ahí, que es como querer quedarse muerto, no quiero ir a trabajar, no quiero hacer nada, no me doy cuenta de que esto es exactamente lo que hay, vivir es exactamente esto, no es ese cubatita por la noche, que también, ni esa playa o ese paisaje desde la ventana del hotel, la vida también es agarrar esa bolsa de basura, esa escobilla de váter, esa maldita hidrocefalia que podría haberte tocado a ti. Decimos gracias sin pensar, decimos gracias y no sabemos ni estar vivos.

4 comentarios:

Carso dijo...

Lo cierto es que los amaneceres no están tan contaminados como los atardeceres, llenos de turistas y enamorados. Deberían preservarlos como a un parque natural, o un animal en extinción. Aunque seamos nosotros los que nos extinguiremos olvidando precisamente eso, que la vida no es solo esa playa, o ese cubatita.

isabel bono dijo...

escuchar a "cake" también ayuda
algunas veces

http://www.youtube.com/watch?v=u7aDstrDMf0

Víctor dijo...

Escribo esto para marcar la diferencia con el hecho de no escribir esto.

Y eso es lo que nos queda, Daniel.

"La literatura es la salvación de los condenados." John Cheever.

Danilo T. Brown dijo...

compañeros gracias por vuestros comentarios :)