ADORACIÓN AL MÉDICO DE CABECERA
Mi médico es un dios con bata blanca
fonendoscopio y barba de tres días
que predice el futuro de mi cuerpo
con un poco de sangre, orina y heces.
Como si fuera un brujo desentraña
las señales que ofrecen mis despojos,
los niveles de azúcar, las plaquetas.
Con sus manos traspasa mi organismo,
el corazón, el hígado, la próstata,
en busca de algún síntoma evidente.
No sé quién soy, doctor, ni lo que quiero,
mi cuerpo es una máquina imperfecta
me duele aquí, estoy vivo de milagro,
funciono con pastillas y pomadas,
estoy lleno de síntomas, de virus,
de dolores de estómago, de ganas
de estornudar y de mandarlo todo
a hacer puñetas. Dígame doctor
qué es lo que me ocurre, dígame que píldora,
que poción mágica, que puto ungüento
me tengo que tomar para curarme.
Yo tengo fe, doctor, creo en la ciencia
y creo en el perdón de los pecados
y creo en nuestra industria farmacéutica.
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