Ir al colegio
era vestirse de uniforme,
rezar un padre nuestro,
jersey azul, zapatos,
un boli rojo y un balón
y el SEAT 127
que no arrancaba nunca.
Todo lo que te parecía
un mundo, dividendo, divisor,
lo guardabas en un tambor
de detergente.
Querías ser tan listo,
coleccionabas tuercas, rodamientos,
saber cosas, querías decir constelación,
lo de eme antes de pe, hablabas
con dios de vez en cuando.
La sangre era normal y los dictados
y el plato de verduras que te espera
a la salida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario