La muerte,
enumerar la muerte,
una bolsa de plástico,
un recipiente de comida china de ayer,
ropa tendida,
no una prenda, no un calcetín, no las sábanas de la cama de
matrimonio,
sino ropa en general, blanca, de colores,
ropa que no se seca bien y huele a húmedo,
un fregadero lleno de platos,
un último deseo, un cigarrillo como último deseo,
cuáles son sus últimas palabras.
Hoy ha muerto la gata de mi padre.
Un gato que no es gato,
Un gato que es calor y es maullido,
un maullido que significa joder que tengo hambre
o qué te pasa que te veo triste y tú a mí no me engañas.
Una gata callejera
de las que se tumban en el suelo mientras la acaricias,
de las que lo pone todo perdido de pelos,
pero ella no sabía que lo ponía todo perdido de pelos,
ella sólo quería estar cerca de mi padre,
16 años de maullar y sacar las uñas para coger una bola de
papel
que se mete bajo el mueble de la tele,
16 años, un niño de 16 años ya ha tenido tiempo de terminar
la ESO
y ha tenido tiempo de fumar y de beber Bacardy-Cola
y de enamorarse y de matar a un hombre,
con 16 años ya te puedes casar en algunos sitios,
con 16 años ya estás listo.
La gata de mi padre, con 16 años, era una ancianita
que comía pienso para gatos y algunos langostinos de vez en
cuando.
No bebía leche, sólo agua, los gatos en realidad no beben
leche,
le gustaba el calor del brasero de la mesa del salón,
le gustaba estar sobre las piernas de mi padre
y hacía algo así como rrrrrrrrrrrrrrr, rrrrrrrrrrrrrrr,
con los ojos entornados si le pasabas la mano por el cuello
y si le decías cosas bonitas te escuchaba,
si le decías cosas importantes sacaba las uñas como para
decir te entiendo,
sé de lo que hablas, si yo te contara, si yo pudiera hablar,
y rrrrrrrrrrrrrr, rrrrrrrrrrrrrr.
Hoy me ha mandado un correo electrónico mi padre y me lo ha
dicho.
Mi padre tiene 65 años.
Un árbol que se cae, una hormiga pisada, un gato que no
mueve la cola.
“Iba a llamarte para decírtelo pero no me encuentro bien”.
Mi padre ha sido jugador de balonmano,
piloto de avión, boxeador, inspector de policía.
Un correo electrónico que dice:
“Ya la
fidelidad de esa gata hacia mí era tal, que cuando hace 6 años trabajaba en la
casa del pueblo reformándola, ella se recostaba junto a los ladrillos o a los
sacos de cemento, viéndome horas
y horas, hasta que, si no me daba cuenta yo, me maullaba como diciéndome
vámonos para abajo que es tarde”.
Ha sido pintor, ha sido hipocondríaco,
ha sido un bruto, ha sido escritor de poemas de juventud,
ha sido un manitas, ha sido un chapuzas,
ha sido una mala bestia que te arrancaba la cabeza de una hostia
cuando era joven y pesaba 120 kilos y era adicto a la
centramina,
un hombre responsable y puntual, un hombre con todos los
papeles en su sitio,
con las cosas claras y con las cosas no tan claras.
La gata de mi padre ha muerto.
Me
lo ha dicho
mi padre
por correo electrónico.
NOTA: Este poema nace del siguiente post
1 comentario:
Muy bueno :(
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