domingo, 20 de febrero de 2011

mi superhéroe se llama Georges Perec

dice el sr. Kander que no le transmite mucho esto que estoy escribiendo últimamente, vamos, que no le gusta. y yo soy consciente de que lo que escribo últimamente, como lo que escribía hace 8 meses por ejemplo, tal vez no diga mucho. 

Recuerdo que cuando vine a Málaga empecé a ir a recitales y empecé a prestarle atención a la oralidad del poema, al sonido, me gustaban las palabras que se repetían, me gustaba ese sonido que vuelve como un grifo que gotea y empecé a escribir con versos que se repetían de vez en cuando. Isabel Bono me decía que bono, digo, que bueno, que cuando los recitaba sonaba bien pero que leídos fallaban. 

fallaban. 

yo sabía que eso podría ser cieto, pero tenía que intentarlo, la música de la repetición era lo que me movía entonces y tenía que ir por ahí. en seguida me cansé, porque en seguida me cansé de ir a recitales y me cansé de leer mis poemas. primero, porque no le veía el sentido, la gente no iba para escuchar mis poemas, iba por otras cosas, además cuando yo iba a los recitales de otros me aburría desconsoladamente el 95% de las veces y aplaudía con el entusiasmo de una rana. esto mismo seguro que también pasa conmigo, pensaba, me aplauden porque sí, no valgo nada. 

la palmadita de ánimo falsa y las palabras por cumplir eran como ese libro que no quiero leer. al dejar de recitar en voz alta, se me pasó la manía de la repetición. 

llegó el vacío. 

esto es lo malo de llevar una vida triste, o cómoda, o aburrida, esto es lo malo de no tener aventuras, de no ir a Berlín más a menudo, lo malo del sofá de siempre y la música de siempre lo malo de la jornada de 8 a 6 y siesta por la tarde. todo es lo mismo, eso es lo que me pasa, todo se repite ahora como se repetían las palabras en mis poemas, la vida es un grifo que gotea.

y eso es lo que ahora escribo, el vacío, el ridículo de las revistas de moda, la frivolidad que no dice nada pero llena nuestras vidas, un bolso, un zapato, un collar, el último grupo, el último delfín, la última bombilla que se funde. 

no me dice mucho, dice el sr. Kander. de eso se trata, en cierto modo. leo poemas alabados por otros y no me dicen absolutamente nada, crípticas estupideces que no llaman a las cosas por su nombre, eres el enemigo/porque me rindes a tu discurso incomprensible/siento el latido de tu cuello/entre mis manos/la mitad del tiempo/y/la otra/me travistes, etc. esto es a lo que me refiero, esto es parte de un poema que aparece en la revista Quimera de enero de 2011, los de siempre, y yo lo leo y lo vuelvo a leer por si se me escapa algo, porque me parece un poema ridículo, no una mierda de poema, no digo eso, pero vamos, el latido de tu cuello, tu discurso incomprensible, oh enemigo! es más de lo mismo, la vida como un grifo que gotea y me pregunto ¿dónde coño están los poetas jóvenes de este puto país? os diré uno: David Leo. este joven es de lo poco que he escuchado en recitales que me ha hecho salir corriendo a casa para intentar escribir mejor.
 
Hace no mucho, también me dijo una amiga poeta, Virginia, que yo siempre escribía con palabrotas y guarrerías, bueno, no era del todo cierto, pero sí que podíamos encontrarnos cierta escatología adolescente, también era una época, la de mi primer libro, algo natural, una transición, cuando follar es lo importante, hablas de eso, cuando la vida se vuelve estéril, como ahora, hablas de eso, lo malo es que o avanzas o desapareces, no puedes, no puedo, estar siempre en lo mismo, ya hablé de Ikea, ya hablé de Starbucks, del porno, de la tele, hablé de las ganas de follar, del sofá, de la nevera, mi vida se va reduciendo, todo lo que tenía sentido porque había una cosa llamada futuro ya no lo tiene o lo está perdiendo porque el futuro sólo es otro piso con ventanas. 

Raugschenberg lo vio claro hace tiempo, yo lo veo también claro ahora, toda la basura que nos alimenta puede ser arte, recoge esa mierda y piensa en ello, por qué un bote de pomada, por qué este ticket de la compra, también lo vio Georges Perec, mi superhéroe favorito se llama Georges Perec, y yo no puedo pensar en otra cosa. 

lo primero es que ya no quiero ser original, he decidido que soy como todo el mundo, por lo tanto, mi ridícula vida es tan ridícula, seguro, como la de Thomas Pynchon o Mark Zuckerberg. Su cepillo de dientes es parecido al mío. 

Lo que está claro es que soy consciente de este desastre y escribo sobre ello. puede que lo que salga sea poca cosa, que no diga nada, puede que algún día los de la revista Quimera me saquen en la portada, da igual, siendo, como soy, alguien exactamente igual de ridículo que cualquiera de esos que están en las terrazas, lo único que tengo que hacer es seguir escribiendo sobre lo que a mí me parece inquietante, yo lo llamaré poesía, tú llámalo como quieras. 

4 comentarios:

Loli Pérez dijo...

Tal vez en eso consista este periodo, evolucionar, madurar, ver las cosas desde otro prisma.
Supongo que tener un horario de 8 a 6 es mejor que no tener ni horario ni trabajo. Mira la parte positiva.
Los recitales de poesía del año pasado fueron estupendos. Ya estoy esperando los de este año.
La poesía tiene magia, sobre todo la de Isabel Bono y la de David Leo, Alejandro... y algunos más que ahora no digo su nombre.

Abrazos

Geoffrey William Kander. dijo...

Manolo, Danilo, Ojo Izquierdo, Ojo Derecho, Edgar... Bueno, con tu poesía pasa lo mismo que se la nombra según momentos y circustancias. Tu poesía es mucho tú, pero cometes un error casi desde que empezaste. Evolucionas? Sí, cojones Sí, mucho, pero no lo pienses demasiado (piensas demasiado en torno a tu poesía), a dónde quieres, donde coño quieres que se publique, qué nivel, calidad, cantidad, perfección, evolución. Cómo es si la comparo con ese autor, y mañana este otro...
Pienso que la retuerces hasta tal punto que deja de ser tuya, que se convierte en un objeto artificial e intrascendente. Que deja de ser parte de ti, y sientes lo mismo que cuando lees a este autor y mañana a este otro. Nada, ya es un ejercicio, un sudoku más en el cajón infinito e inédito de Roberto Bolaño.

A mi me gusta tu poesía cuando es Manolo y no su cepillo de dientes o una pomada absurda. Y no me sirve que me digas que eres tu cepillo de dientes o la nevera (mi caso), Me gusta Ikea porque es VERDAD, verdad con mayúsculas, los miércoles haciendo el indio los dos mirando chorradas para mi trastero y tu salón, y de pronto explicarlo es imposible y extensísimo y creas un poema que de vez en cuando leo y me reconforta porque es la esencia de algo Verdadero. Bueno pues así, con todos los demás y para todo el mundo, no me importa que no parta de ti, siempre y cuando no se aleje demasiado de ti.

POr lo demás decirte que no me gusta que te pienses demasiado, sé que esta parrafada no te ayudará a ello, pero preferiría que te dedicaras a escribir poesía y dejaras a los críticos venideros la labor de ordenar tus etapas creativas y tus evoluciones.

Toda la razón sobre las reducidas experiencias.

Odal Orto dijo...

Como sigues siendo joven, tienes un sentido circunstancial de la poética y, coo sigues siendo joven, la haces absoluta. Bueno. no sirve de nada, o solo para desahogarte, pero está bien, creo que deberías seguir "sincerándote" de vez en cuando. Yo, como lector, me lo paso muy bien leyéndote en cualquiera de tus "traumáticas2 circunstancias.
Y sí, compartimos superhéroe.
Y sí, el lector también es vampiro.

xxxxxxx dijo...

LP, la poesía de algunos tiene magia cuand la lees pero la pierde cuando la recitan. Otros no la pierden nunca y otros nunca la han tenido, no obstante, sabemos que a cada uno le gustará una cosa y eso es bueno. Abrazos :)

Sr. Kander, Odal Orto, mi respuesta, en el siguiente post.

Mamones.