Estoy cansado. Lo bueno de empezar a tener más vida social y disfrutarla es que no tengo tiempo de pensar, no tengo tiempo de mirarme en los espejos, de palparme los riñones. Lo bueno de esta nueva vida en medio de la calle o en la barra de los bares es que no tengo tiempo de leer, ni de escribir, no tengo tiempo de llegar a casa y descalzarme, cambiarme, sentarme, preocuparme. Lo bueno, lo mejor, es que por fin volveré a ser un fanático de los domingos.
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