lunes, 29 de abril de 2013

un tiempo para seguir estando así

Seguimos en el tiempo de no leer, de no escribir, seguimos en el tiempo de meterse las manos en los bolsillos y caminar, jugar al baloncesto a veces, descalzarse, sentarse como un maestro yogui en el sofá, centrar la mente en la respiración 10 minutos al día, 10 minutos que son como 10 horas de imágenes que no me dejan vivir en paz. 

Me preguntan que por qué no escribo, me piden que actualice el blog, pero yo no escribo ni actualizo, porque me estoy escribiendo a mí por dentro, me estoy actualizando a mí mismo para no quedarme atrás y ver el mundo con problemas. Hay un punto en que te das cuenta que hay que pararse y dejar que el resto siga, tú parado, tú sentado viendo las cosas pasar, la gente, las bicis, las nubes de colores, las cosas pasar con un objetivo claro en sus vidas, con hijos, con bolsas, con antibióticos. 

Es el tiempo de buscar un rincón tranquilo, de escuchar música que relaje, esas grabaciones en las que se oyen pájaros en el bosque, o agua que fluye, las olas del mar, la lluvia, esas mariconadas new age que jamás creías que ibas a escuchar voluntariamente. Es el tiempo del pensamiento positivo, del optimismo contra tu naturaleza, cualquier cosa con tal de no desmoronarse poco a poco. Tomas vitaminas, dejas de comer carne, anhelas lo integral y la sustancia de la fruta y la hortaliza que te permite gritar y bailar mientras te duchas. 

Seguimos en el tiempo de buscar el sol en la cara y la calma en la vida. Que estudien los demás, que corran los demás, que los demás diseñen, pinten, planifiquen, arbitren, tiendan, se preocupen. Yo voy a seguir así, haciendo la cama y poniendo música tranquila. No necesito mucho más. Necesito mucho menos. 

viernes, 12 de abril de 2013

un tiempo para estarse así


Hace siglos que no escribo, no escribir es como no vivir por dentro, no escribir es más bien vivir por fuera, vivir por fuera y contestar muchos e-mails, estar a lo que hay que estar, qué tiempo hace, qué me pongo hoy, afeitarme, perfumarme, cuidar de que mis manos parezcan manos, hidratarlas, limarlas, posarlas sobre mi regazo. 

En cosas así estoy ahora, respirar profundamente más por necesidad que por placer, mirarme poco en los espejos, mirarme poco en general, completar lo que se mueve en mi interior con una pastilla efervescente de vitaminas y minerales cada día, comer más vegetales, comer más salmón que tiene omega 3 para vivir más tiempo, dejar de pensar en el futuro, el qué será de mí, ¿qué será de mí? ¿perderé mi empleo? ¿me quedaré sordo? ¿seré capaz de? 

Ahora vivo para el sol y para las terrazas, vivo para la tranquilidad de llevarme un vaso a la boca, de llevarme un tenedor, de partir pan y morder zanahorias, no voy a triunfar, no voy a escribir, no voy a ir de aquí a allí para lograrlo, me quedaré quieto un tiempo, poder mirar el cielo y mirar el cielo solamente. Nada de buscar espacio para otras cosas. Es mi época de estar, es mi época de ser, es mi época de guardar las manos en los bolsillos y no avanzar. 

Que lo que se mueva sea yo por dentro, vamos a ver si expandimos algo, a ver si la sangre sirve para algo más que calentarme. Este periodo de mi vida se llamará algo así como “tiempo para la pereza”, o “tiempo para el bostezo y para estarse así, paradito a la orilla de eso que mira hacia delante”.