lunes, 25 de febrero de 2013

DOCUMENTO 6


Jugar con la Playstation, jugar con la Wii, jugar con la PSP y la Nintendo DS, ser mucho más feliz y no decir tantas chorradas. Conseguir una armadura, una espada mejor, más experiencia. 

El mundo que interesa está ahí, esperando en la pantalla. Para qué preocuparse, todos vamos a morir aunque hablemos quince idiomas, lo mejor es centrar toda tu atención en saltar una sencilla plataforma, abrir una puerta, pasar de fase. Basta un enchufe cerca para cargar la batería. Comprar un videojuego de vez en cuando, algo de variedad para ir hacia delante. 

Ir al colegio, sacar buenas notas, ir a kárate, desayunar. Algo de aire. Nos sentamos en el bar, decimos hola, qué te cuentas, ése es el tema, ponme un café con sacarina, qué tal el finde. 

Hacemos mucho el gilipollas delante de un ordenador. 

viernes, 22 de febrero de 2013

DOCUMENTO 5

A veces en mi mente aparecen los mejores poemas por escribir, los mejores poemas del mundo, las obras maestras que los niños aprenderán de memoria dentro de 75 años, poemas enormes que leerán en algún tipo de proyección de imagen ultramoderna, tal vez un implante cerebral les permita recibir y pensar estos poemas geniales y brillantes que se me ocurren de pronto mientras me ducho, cago, afeito, meo, meriendo, camino por la calle, veo una cosa, hablo con este y hablo con aquel, poemas que habrá que estudiar y analizar como si fueran rocas metamórficas, la importancia de entender lo que pasó aquí en mi cama en 2013, el sobrecogedor impacto de una almohada mal colocada en la que apoyo mi espalda, los auriculares Sony para escuchar música en lugar de sentirla como sí la sentirán esos niños dentro de 75 años en las escuelas del futuro. Veo esos poemas que podría escribir si me sentara de pronto y pidiera un café y algo de silencio en cualquier calle. No sentarse a escribir implica el riesgo del anonimato, la pérdida de un tesoro nacional, ser el poeta, ser el sentimiento de este siglo, de estas máquinas que empiezan a latir y a comprendernos.

domingo, 17 de febrero de 2013

DOCUMENTO 4

No he conseguido escribir todos los días. No me siento mal por ello. Tampoco he conseguido salir a correr todos los días. En este caso sí me siento un poco mal por ello, pero no mucho, porque hoy he salido a correr y mi cuerpo dice gracias. No he madrugado tanto como pretendía. Desde que como menos fruta y más patatas fritas de bolsa, desde que he vuelto a coger un par de kilos, me cuesta más trabajo despertarme, necesito dormir más horas. El cuerpo habla y nosotros lo escuchamos. El cuerpo dice estoy hasta la polla de esta vida, y nosotros nos apuntamos a clases de yoga, salimos a correr, reducimos las grasas, trabajamos menos, compramos libros de autoayuda. 

El último que leí fue El arte de no amargarse la vida. Todavía no sé si funciona, hay que esperar, la autoayuda no es como una benzodiacepina. Al menos sigo aquí, lavo las sábanas, barro el suelo, me afeito. Sí. Parece que todavía hay esperanza.

jueves, 14 de febrero de 2013

Documento 3

Estoy cansado. Lo bueno de empezar a tener más vida social y disfrutarla es que no tengo tiempo de pensar, no tengo tiempo de mirarme en los espejos, de palparme los riñones. Lo bueno de esta nueva vida en medio de la calle o en la barra de los bares es que no tengo tiempo de leer, ni de escribir, no tengo tiempo de llegar a casa y descalzarme, cambiarme, sentarme, preocuparme. Lo bueno, lo mejor, es que por fin volveré a ser un fanático de los domingos. 

martes, 12 de febrero de 2013

Documento 2

Se supone que hoy me iré a dormir a las doce y me despertaré a las 7 y me iré a correr a las 7:10 con cara de pero qué cojones. Me pondré dos camisetas de manga corta, un jersey fino de algodón de Caramelo, una sudadera gris de Zara y una sudadera verde de H&M, calzoncillos de Intimisimi, pantalón corto de Decathlon, calcetines de H&M y zapatillas de deporte azules con velcro también de Decathlon. Por supuesto, me pondré una toalla verde alrededor del cuello. Cogeré el móvil, los auriculares JVC y saldré a la calle pelado de frío mirando la hora y escuchando la radio. Correré unos 25 minutos, sudaré a pesar de que hará un frío que pela y una vez en casa me ducharé, me vestiré como dios manda y desayunaré leche de arroz con cereales ecológicos. Procuro no tomar café, no es bueno excitarse más cuando necesito benzodiazepinas a la primera que salta. Sin embargo uno de los mayores placeres de mi puñetera vida es el desayuno, el café con leche caliente hecho en casa, en mi taza favorita, y unas tostadas, o algo de bollería industrial, pero que el café esté muy caliente por favor y en su punto justo de sacarina, o azúcar de caña integral. Mientras desayuno escucho música clásica, Berlioz, Dvorak, Bach, Fauré, Mozart, sólo música coral, con pocos instrumentos de viento, no me entusiasma el viento, me gusta la cuerda, la percusión, me gustan las voces que cantan en latín y me conmueven, que me demuestran que estudiar sirve para algo, practicar, matricularse, esforzarse, no todo es darse una vuelta en el velero y beber cosas frías. Pero esto solo funciona si todavía es de noche, si he madrugado mucho y el mundo no ha terminado de girar, cuando sabes que eres el primero, el día empieza primero para ti, la vida te da este poder. No quiero decir ahora que he estado viendo Rocky III mientras cenaba, no por vergüenza, sino por la necesidad de trascender. Si empiezo a escribir sobre las películas que veo, las coca colas que bebo, los bocadillos de chorizo que como, o el número de pajas que puedo hacerme según me aburra o no, esto va a ser un coñazo. Escribo esto para marcar la diferencia con el hecho de no escribir esto. Si no escribo esto, hoy no escribo nada. Si hoy no escribo nada, vuelvo a perder otro día. Cuántos días me quedan por delante, cuántas oportunidades reales, cuántas, de verdad, oportunidades, de ver amanecer, de verlo de verdad, de asomarme a algún sitio, apoyarme en una roca, en una rama, y ver como giramos y nos comemos el mundo, de verdad, tal vez 20 veces, tal vez menos, amanecer es algo tan banal y tan repetitivo que nos la suda, ponemos el despertador y nos jode levantarnos, joder, su puta madre, a veces, antes de salir de la cama, me avergüenzo por pensar así, por no querer salir de ahí, que es como querer quedarse muerto, no quiero ir a trabajar, no quiero hacer nada, no me doy cuenta de que esto es exactamente lo que hay, vivir es exactamente esto, no es ese cubatita por la noche, que también, ni esa playa o ese paisaje desde la ventana del hotel, la vida también es agarrar esa bolsa de basura, esa escobilla de váter, esa maldita hidrocefalia que podría haberte tocado a ti. Decimos gracias sin pensar, decimos gracias y no sabemos ni estar vivos.

domingo, 10 de febrero de 2013

DOCUMENTO 1. DOCUMENTAR LA VIDA.


Esto era un café tranquilo hasta que entró un grupo de turistas. Digo yo que son turistas, y si no son turistas, sí que son extranjeros escandalosos. Ya tienen una edad, llevan camisas de rayas, visten colores neutros, llevan pulseras de oro, uñas pintadas, alianzas, el pelo corto, limpio, bien peinado. Uno lleva una bufanda a cuadros muy fea. Visten como un señor mayor, como una señora que va a misa. 

Esta mañana me he despertado a las 7:00, no sé por qué, mi mente no me dejaba dormir más, he tenido sueños extraños y estaba intranquilo en la cama. Una luz en mi interior me obligó a ponerme las zapatillas de correr, pantalones cortos, jersey y sudadera y salí a correr 30 minutos, ramblas, puerto, ir y volver. He sudado. Mientras corría escuchaba la radio con el móvil, una emisora catalana, canciones con letras que no entiendo. Para mí era como escuchar canciones en inglés. Igual de moderno. 

Luego en casa, mientras me duchaba, puse la Cope, no sé por qué, me apetecía escuchar algo nuevo. De 8:30 a 9:00 dan noticias sobre la iglesia. Obispos, Arzobispos, parroquias, caridad, moral, justicia. También hablaban del Papa y de la crisis. Me gustaba oir a estos señores mientras enjabonaba mi cuerpo. Luego a las 9:00 la santa misa. Y en catalán. Escuchar esto me hacía sentir bien. Hace muchos años yo era creyente y practicante. Comulgaba los domingos, decía en el nombre del padre, del hijo y de espíritu santo, amén. Era como volver a estar en casa. El calor de Dios, la comida recién hecha. 

Quería salir de casa, volver al mundo y que me diera el aire otra vez. Me vestí, perfumé, me puse cremas y bufanda gruesa y salí a la calle con el portátil en la mochila y vine aquí, al café Federal, mi nuevo sitio favorito de Barcelona. He tardado un año en encontrarlo, y en realidad no lo he encontrado, me lo han descubierto, así que gracias B. Ahora vengo aquí siempre que puedo con mi portátil que es como venir con un amigo. Bebo té, escribo, me pongo música para no escuchar lo que dicen en las mesas. De pronto hay mucha gente. Los turistas escandalosos se han ido pero han sido reemplazados por chicas que se quitan el jersey porque hace calor y se sofocan. Chicas con botas negras. Chicas que leen la carta y sonríen. Chicas con blackberry y pulseras rojas. Chicas con manos perfectas que se tocan la barbilla y piden lo que quieren. 

He decidido obligarme a escribir todos los días. O casi todos. ¿Por qué? Hay varias razones. Las diré según me vengan. Llevo ya dos meses bloqueado, apenas escribo nada de mi nuevo proyecto, soy incapaz, me levanto temprano y lo único que hago es corregir lo que escribí hace tiempo. No sale nada, ni poema, ni prosa. Por otro lado, tampoco leo. No leo novela, nada de novela, soy incapaz, nada, no hay manera, después de 100 páginas dejo de leer, es como si ya supiera de qué va todo, no necesito seguir y a ver qué pasa. Sin embargo leo libros de autoayuda sin pestañear, libros de empresa, libros de divulgación científica, biografías, memorias, diarios. Me interesa lo que me venden como verdad, me interesa la verdad, la confesión, el pase lo que pase, me interesa el ruido de los platos al poner la mesa, el crujir del azúcar cuando lleno una cucharilla de metal. Me interesa la vida tal cual, el conflicto diario y no el nudo en la trama. Hace poco leí que un escritor con mala memoria documentaba su vida, todo, lo que leía, lo que escuchaba, lo escribía todo porque casi nunca recordaba lo que hacía, las películas, los conciertos, lo que hizo ayer, no sé. El cuaderno gris de Josep Pla, el libro del desasosiego de Pessoa. 

Chicas de negro y gafas de pasta. Chicas de melena rubia que se levantan y se besan, chicas que se hacen una coleta antes de tomar café. 

A partir de ahora volveré, como ya hice en 2010 en Alicante, a escribir cada día, lo que llamaremos documentar mi vida, lo que veo, lo que pienso, el detalle del picor, de la rojez, la bolita de pelusa debajo de la cama, la vida sin rumbo y camisetas de colores. Si hay sexo hablaré de sexo. Si hay aburrimiento hablare de aburrimiento. Al final, la clave es escribir mucho, de lo que escribo tarde o temprano siempre sale algo. Trabajar, leer, sentirse solo. Voy a documentar mi vida. Empiezo hoy. 

(evidentemente no todo lo publicaré en este blog, pues haré cosas reprobables)

lunes, 4 de febrero de 2013

1281 miembros

1281 miembros o suscriptores son los que tiene un blog que acabo de visitar de alguien joven y que escribe y se hace fotos con gato y fotos con botellas y con libros. 1281 miembros. con 1281 miembros la muerte no te alcanza. después de varios años yo solo tengo 31 miembros, sé que son pocos. personas que considero buenas o mediáticas tienen poco más de 100 y cuando veo que tienen más de 100 digo ala más de 100 son muchos. Con 1281 miembros creo que tienes algo así como poder ilimitado. Una energía descomunal. puedes publicar vídeos, colaborar en mil revistas diferentes, ganar premios literarios. con 1281 miembros la gente te persigue y se masturba pensando en ti. no, no, de verdad, me he quedado alucinado.